martes, 27 de enero de 2015

La mirilla


La mirilla

Siempre el mismo golpe. Alguien se apoyaba y con su sombra, la luz de la mirilla apagaba.

Cada vez que por las escaleras subía o bajaba, alguien al otro lado de la puerta lo observaba.

Más de un día llamó, insistiendo con dos o tres toques, advirtiendo que aquel acoso cesara.

Pero nadie contestaba, solo un golpe y una mirada inquisitiva a través de la mirilla notaba.

Hizo guardia, esperó día tras día, preguntó a vecinos, para saber quién tras aquella puerta habitaba.

Cuál fue su sorpresa al descubrir que esa vivienda nadie la ocupaba y vacía se encontraba.

La mirilla
La mirilla

8 comentarios:

  1. jajaja que escalofrio, sige la historia.. no? ¿!¿!¿!¿!

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    Respuestas
    1. Quién sabe... Quizá logre abrir la puerta algún día... ;)

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  2. Qué sensación de impotencia y de escalofrío! No me gustan nada las "presencias" que no puedo definir...

    Buen relato, Alberto, me has puesto los pelos al estilo "escarpia".

    Un abrazo!!

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  3. jajaja Muchas gracias!!! =)

    Un abrazo!!

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  4. Solo de imaginar que me sucede eso... Pelos como escarpias!!
    Besis ;)

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