EL ÚLTIMO
Corro sin parar a través de un bosque denso. No para de llover. Entre barro y agua avanzo incansable, esquivando ramas, saltando rocas y cruzando pequeños riachuelos escondidos entre arbustos, fosas y largos barrancos. Solo oigo mi respiración marcando el ritmo de mis pasos. Los truenos no me asustan, el viento me lleva, nada me detiene. La naturaleza es mi aliada, alimenta los latidos de mi corazón, cada vez más fuerte, reclamando venganza a viva voz.
El camino es largo, las
condiciones son duras, pero no me rindo. El fuego me lo dijo, aguantaré hasta
la extenuación, llegaré hasta el final. Mis antepasados me observan desde las
estrellas, mis enemigos me esperan ansiosos. Mía será la victoria, pero aún no.
Sigo corriendo, en bajada aumento
la velocidad, la vegetación antes erguida vigorosa cede ante mi paso firme.
Pero algo me detiene. Unos ojos de pantera penetran en mi alma y me paralizan.
Un rayo ilumina la escasa distancia que nos separa. Aquel extraño animal avanza
lentamente hundiendo sus pesadas patas con energía en la tierra negra del
bosque, dejando tras de sí gigantescas huellas llenándose de agua al instante. Aquella imagen me cautiva y me da
esperanzas. Un rugido al unísono del trueno me devuelven a la realidad. El
guardián del bosque me da su permiso y me abre la puerta. La sonrisa de la
confianza aflora y arranco otra vez en carrera cortando la cortina de agua que
riega el mundo. Mi mundo. Ahora en peligro.
Ya no corro solo, brevemente
tengo compañía, la cual me garantiza un noble motivo, una causa justificada de
mi presencia y de mi misión. Una razón de vida, una razón de muerte.
Llego a la frontera, la espesura
del bosque queda tras de mí. El guardián vuelve a su guarida sin antes contemplarme
por última vez. Camino lento observando todo a mí alrededor. Recuperándome del
esfuerzo, recordando antaño los días de gloria ahora marchitados por lo que
observo.
La ira aumenta, pero el control
es mayor, pues sé la responsabilidad que tengo y el poder que ahora poseo. Mi
naturaleza salvaje me dicta el sentir de mi corazón y el de todos los demás que
dejé atrás.
Seré leyenda y seré eterno, pues
mi historia empieza y acaba hoy, aquí, en este lugar.
Soy el último.
No me rendiré.
No me rendiré.